La Verdad – Terry Pratchett (392 pàgines)
Un home que s’encarrega d’enviar butlletins a les diferents personalitats del disc amb la informació important del que passa a Anhk comença a ampliar el negoci gracies a l’invent de l’impremta d’uns nans. En mica mica aquest butlletí s’anirà convertint en Anhk-Morpork Times. Paral·lelament un parell de sicaris son contractats per parar una emboscada al patrici, que el mateix periodista s’encarregarà d’investigar.
No els dels millors llibres però la història es interessant i sobretot per què surten personatges carismàtics com els membres de la guàrdia i el mateix Lord Vetinari, una persona que es pot descriure com un flamenc carnívor.
Cerraron los portones de la ciudad. Aquella no era la actividad ominosa que podía parecer, ya que hacía mucho tiempo que se habían perdido las llaves, y la gente que llegaba tarde se limitaba a tirar piedrecitas a las ventanas de las casas construidas encima de la muralla hasta que encontraban a un amigo que les desatrancara la puerta. Se daba por sentado que los invsarores extranjeros no sabrían a qué ventanas tirar piedrecitas.
Se dice que hay dos tipos de personas en el mundo. Están aquellos que, cuando se les presenta un vaso que está exactamente medio lleno, dicen: este vaso está medio lleno. Y están aquellos que dicen: este vaso está medio vacío.
El mundo pertenece, sin embargo, a aquellos que pueden mirar el vaso y decir: ¿Qué la pasa a este vaso? ¿Perdone? ¡Perdone! ¿Este es mi vaso? Me parece a mí que no. ¡Mi vaso estaba lleno!¡Y era un vaso más grande!
Resultaba bastante difícil contratar al señor Tulipán y al señor Alfiler. Había que conocer a la gente adecuada. O para ser más precisos, había que conocer a la gente inadecuada, y se lograba conocerlos frecuentando cierta clase de bares y sobreviviendo, lo cual era una especie de primera prueba. Esa gente inadecuada, por supuesto, no conocían al señor Tulipán y al señor Alfiler. Pero conocían a un hombre. Y ese hombre expresaba, en un sentido general, la opinión precavida de que tal vez supiera cómo ponerse en contacto con hombres de naturaleza alfileriana o tulipanística. En aquellos momentos no recordaba con exactitud mucho más que eso, debido a una pérdida de memoria causada por la falta de dinero. Pero una vez curado, te podía indicar de forma muy general otra dirección donde se podía econtrar, en un rincón oscuro, a un hombre que afirmaría enfáticamente que nunca había oído hablar de nadie llamado Tulipán o Alfiler. También té preguntaría dónde ibas a estar, por ejemplo, a las nueve en punto.
Nota:7/10