Arxivar per 2019-12-03

Recupero el CT586 el qual recullo extractes del llibre “Historia de la gente” de Antonio Mingote.

Neolítico:
Se inventó la espada. ¡Cuanta mayor limpieza y elegancia atravesar a un hombre con la espada que aplastarle la sesera con una piedra atada a un palo!

Mesopotamia:
Con los siglos de experiencia se podía prever que el porvenir consistía en que llegaba un pueblo invasor, pasaba a cuchillo a los naturales del país, excepto a los más principales que eran despellejados vivos o empalados.

Egipto:
Transportadores de piedras: 18 hombres han sido dados de baja con un pie o dos aplastados por los rodillos. De los 18 sólo 3 han muerto. Lo que demuestra que este no es un trabajo tan peligroso como dicen.

Roma:
No se podía ejecutar a una virgen, estaba prohibido por las leyes humanitarias y respetuosas con la pureza. De modo que el verdugo tenia que violarla previamente y luego, ya con la tranquilidad de conciencia y la aprobación del pueblo espectador la degollaba.

Los siglos barbaros:
Si el acusado de un robo era un pobre, uno de esos tipos en los que no se puede confiar, se le torturaba durante 3 días para que confesara. No importaba que confesara el primer dia con la egoísta pretensión de librarse de los otros dos, el cupo era el cupo.

La alta edad media:
En el mediterránea se edificaron muchas torres para otear la temida y siempre posible llegada de los piratas berberiscos y dar tiempo a los naturales del país a ponerse a salvo en el interior. En la actualidad esas enormes torres se utilizan para avistar la llegada de turistas y poder así subir a tiempo los precios de los hoteles.

La guerra:
El hombre medieval veía perplejo como una tropa indeterminada se le llevaba la cosecha, y asistía perplejo al robo de su ganado por parte de otra tropa indeterminada, seguramente enemiga de la anterior, mientras unos soldados rezagados no se sabía si del primer, o del segundo, o tal vez de ambos le violaban la mujer y, si no era lo suficientemente cooperadora le quemaban la casa. Todo lo cual tenía al campesino medieval francamente molesto, sobre todo por qué no sabía dónde tenía que ir a reclamar.

Renacimiento:
Se inventa el tenedor, lo que hace innecesario limpiar-se la grasa de los dedos en la manga del vecino de mesa con la frecuencia de antes.

Siglo XX:
Hasta entonces, cuando un hombre sentía el muy natural deseo de agredir a un semejante, tenía que discurrir un motivo de enemistad y, si no quería colocarse fuera de la ley, entablar una discusión previa que obligaba a su cerebro a funcionar en mayor o menor grado. Con el fútbol no era necesario someter la mente a torturas abstractas.

Después de tantos siglos llevando las mujeres faldas hasta el suelo solo unos pocos hombres sabían cómo eran realmente las piernas de una mujer. De hecho muchos provincianos dudaban de que las mujeres tuvieran piernas. De todos modos, algunos caballeros alcanzaron a ver el tobillo de una señorita que subía al tranvía fallecieron víctimas de colapsos fulminantes.