La sabiduria de las multitudes – Joe Abercrombie (744 pàgines)
La tercera part de la trilogia de l’edat de la bogeria acaba. En aquesta última part es fa el pas definitiu de l’edat mitjana a l’edat moderna, s’acaba el domini absolut de la noblesa i la monarquia i comença la revolució industrial que portarà l’inevitable conflicte de classes, aquí són més partidaris de la forca que de la guillotina, però la idea general ve a ser la mateixa, que el poble està cansat de treballar per una minoria privilegiada. Quan les coses no van fines un canvi està bé, però intentar fer un canvi massa brusc pot comportar que el canvi acabi sent a pitjor, suposo que millor anar canviant de mica en mica.
Política, traïció, acció, alguna batalla, i molts morts, això i una mica més trobem al final d’aquesta trilogia. L’únic que m’ha sobrat una mica són els devoradors, però bé, costa molt satisfer-me.
—¿Quieres pintar esto? —Las generaciones futuras podrían no creerse que sucedió. —Se quitó un mechón de la cara con un soplido vaporoso y siguió bosquejando entre los siseos del carboncillo sobre el papel—. Y entonces podría ocurrir de nuevo.
¿Conoces ya al Alzado en el Túmulo? —No, pero me da la impresión de que el nombre sugiere lo que cabe esperar. —¿Te acuerdas del Extraño que Llama? —Con cierta mala gana. —Al lado del Alzado en el Túmulo, era todo un humorista.
—Empezaba a pensar que mi trabajo estaba hecho. Que ya era hora de poner los pies en alto y dejar las intrigas para la siguiente generación. Pero ¿sabes qué? Resulta que me alegro mucho de que me corresponda salvar el Norte una vez más. —Ah. Entonces, ¿aquí el héroe eres tú? —Como un hombre al que se ha considerado héroe y villano, tú mejor que nadie deberías saber, Jonas el Escarpado, que el héroe es quienquiera que gane.
¡Antes era todo un héroe! Y todo un gilipollas. Pero no soy tan gilipollas como para repetir el mismo error.
—¿Así que por fin has elegido un bando? —Siempre he estado en el mismo —respondió Trébol—. En el que sea que gana.
Aquella ración de piedad no fue en absoluto del agrado de los guerreros. Podían pasar por alto que un hombre intentara matarlos, pero que una mujer los engañara era demasiado que tragar.
—Y luego está este, que se llama Zas. Aún no le he descubierto ningún talento, pero no me cabe duda de que alguno tendrá escondido bajo esa apariencia tan poco prometedora, y aunque no lo hubiera sigue teniendo una manera de ser agradable, lo cual estarás de acuerdo conmigo en que es de lo más infrecuente en el Norte.
Quedamos en paz. Pero tendremos las espadas afiladas, por si acaso. —La mía la forjó el Maestro Creador —dijo Caul Escalofríos, con aquel susurro áspero que tenía—. Nunca pierde el filo. No había hecho ningún esfuerzo por resultar amenazador. Acaso la única ventaja de una cicatriz enorme y un ojo metálico era que mostrarse amenazador no requería ni el menor esfuerzo.
Nota: 8/10