Arxivar per 2014-02-17

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¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama? – Luis Piedrahita (240 pàgines)

Després d’un totxo de llibre com el Dragon Renacido, em venia de gust una cosa ben lleugera. Així doncs vaig agafar un llibre de monolegs de Luis Piedrahita. Poca cosa es pot dir d’un llibre de monòlegs. De fet, pràcticament podria copiar i enganxar el mateix que vaig dir en el CT1479 amb el llibre “Diós hizo el mundo en siete dias y se nota”. Per tan val més que deixi de perdre el temps i enganxi alguns trossets graciosos del llibre.

—Quiero una báscula para mí que pueda pesar entre 40 y 200 kilos… Vamos, no creo que vaya a engordar tanto, pero mejor asegurar.

Lo de las arandelas de la cortina de ducha es tema aparte. Ésos sí que son seres infravalorados. Se suelta una y dices: «No pasa nada»..Se sueltan dos: «Bah, aún aguanta». Tres: «Malo será». Cuatro: «Sólo quedan dos, pero como está una a cada lado… da el pego».

Las madres tiene un nervio especial en el brazo para agitar los termómetros, los cogen y hacen ¡zach, zach, zach…!, como si toda la vida hubieran manejado un látigo. Mi madre lo agita con tanta energía que una vez se le escurrió uno y lo clavó en el techo.

Es como la goma que borra boli, otra gran mentira de la Humanidad. Hombre, lo borra, pero a costa de hacer un agujero en el folio. Es como si para borrar un grafitti mandaras demoler el edificio.

Es como cuando lees en las instrucciones de una lijadora industrial: «No aplicar en los testículos». Mira, a un tío que se le pasa eso por la cabeza no se le debería dejar usar una lijadora industrial.

¿Qué criterios se siguen para que una camiseta pase a pijama? Cuando la eliges tú, debe cumplir una norma: ser fea. Si es de propaganda de un negocio local, perfecto: «Andamiajes Corrochano», ¡¡perfecto!! Sólo tocarla y ya te da sueño.

La gente llama cucharilla a eso o al trozo de plástico que viene dentro de las tarrinas de Háagen-Dazs. ¡Eso no es una cucharilla, por Dios! Si ni se sabe qué lado es para agarrar y qué lado es para pinchar el helado. Yo me como el helado con el DNI.

Las teles ya no se apagan del todo, les queda una lucecita. Debe de ser para que los hombres estemos tranquilos; podemos levantarnos en mitad de la noche, mirar: «¿Está ahí mi tele? Estupendo», y seguir durmiendo.

Nota:6/10